En 1952 se inauguró en Tarrasa el Hospital del Tórax, para tratar enfermedades respiratorias. El lugar elegido respondía a la necesidad de sol y aire puro de los enfermos. Lo que no se tuvo en cuenta fue el aislamiento. Los internos no tenían más contacto con el exterior que las llamadas y la radio. La mayoría requería una media de 18 meses de hospitalización, tiempo en el que debían convivir con pacientes terminales y enfermos mentales. Algunos eran abandonados por sus familias y esperaban la muerte entre los muros del centro. Había poco personal y se colaban extraños para guarecerse. Por todo ello, durante muchos años, el Hospital del Tórax tuvo el índice más alto de suicidios de España.
La mala gestión llevó al hospital a su cierre y abandono. Desde entonces, por sus pasillos se oyen gritos de "está muerto", chirridos y golpes. Entre los sucesos que han quedado registrados está el robo de un feto en formol de una habitación en 2003. Otro feto apareció envuelto en periódico cerca del edificio.
Poco queda ya del horror de lo que un día fue el hospital, reconvertido en un Parque Audiovisual, pero no era raro ver, en sus años de abandono, pentáculos y símbolos satánicos grabados en paredes y suelos.
La mala gestión llevó al hospital a su cierre y abandono. Desde entonces, por sus pasillos se oyen gritos de "está muerto", chirridos y golpes. Entre los sucesos que han quedado registrados está el robo de un feto en formol de una habitación en 2003. Otro feto apareció envuelto en periódico cerca del edificio.
Poco queda ya del horror de lo que un día fue el hospital, reconvertido en un Parque Audiovisual, pero no era raro ver, en sus años de abandono, pentáculos y símbolos satánicos grabados en paredes y suelos.
No hay comentarios :
Publicar un comentario