A la entrada de Campanillas, en Málaga, se levanta un edificio solitario, marcado por la leyenda, la guerra y la miseria. Es el Cortijo Jurado, construido por la familia Heredia a mediados del siglo XIX. Luces extrañas, psicofonías y mensajes en las paredes alimentan la leyenda de un lugar marcado por el misterio y la tragedia, desde que aparecieron los cadáveres de cinco chicas torturadas en la hacienda. Las miradas acusatorias puestas sobre los Heredia y el despilfarro los llevaron a la quiebra.
Vendieron su propiedad a la familia Larios. Se dice que los nuevos propietarios trataron de unir su nueva casa con la suya propia, el Cortijo Colmenares, mediante una red de túneles y pasadizos que, más tarde, habrían sido utilizados como calabozos durante la Guerra Civil.
Allí se produjeron fusilamientos y muertes en el cortijo, que fue empleado también como hospital. Los gritos de torturados, enfermos y muertos parecen recorrer los pasillos del lugar, atrayendo a investigadores de lo paranormal en busca de una puerta al Más Allá.
Vendieron su propiedad a la familia Larios. Se dice que los nuevos propietarios trataron de unir su nueva casa con la suya propia, el Cortijo Colmenares, mediante una red de túneles y pasadizos que, más tarde, habrían sido utilizados como calabozos durante la Guerra Civil.
Allí se produjeron fusilamientos y muertes en el cortijo, que fue empleado también como hospital. Los gritos de torturados, enfermos y muertos parecen recorrer los pasillos del lugar, atrayendo a investigadores de lo paranormal en busca de una puerta al Más Allá.
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