La delegación de Hacienda de Vitoria en España esconde un fantasmal secreto del cual se habló copiosamente hace casi 20 años atrás, pero ahora ha caído bajo el manto del silencio.En el corazón de Gasteiz y sobre la calle Olaguibel se encuentra la delegación estatal de Hacienda, un edificio austero que fue construido sobre lo que antiguamente era el convento de San Francisco, allá por el año 1200.En la década del 30 el viejo templo fue derrumbado para 3 décadas más tarde convertirse en lo que vemos ahora y como recuerdo de aquella emblemática estructura se conservó un arco de piedra en la parte trasera del terreno.Desde que la nueva edificación se erigió en el solar, comenzaron a desarrollarse fenómenos que iban más allá de todo entendimiento humano. No sólo quienes ingresaban a la delegación, funcionarios y guardias sino también los vecinos de la zona afirmaron que allí dentro se oían ruidos extraños, risas de un niño, correteos y el rebotar de una pelota.Los guardias de seguridad encargados de las rondas nocturnas comenzaron a ver apariciones que les helaban la sangre; todos fueron testigos de sucesos paranormales pero sólo unos pocos tuvieron el coraje de comentarlo, ya que en su momento no se les permitía hablar del hecho.Las puertas cerradas se abrían solas, las luces se encendían y salía agua de los grifos bien cerrados Figuras blancas espectrales de un niño pequeño y un anciano bajaban las escaleras tomados de la mano o se aparecían en los corredores del edificio, siempre con la mirada perdida y como si estuvieran reviviendo sus vidas acontecidas en otra época Los muebles se movían y aparecían dados vuelta sin que nadie haya entrado a las salas. Las cosas no permanecían nunca en su sito y no había nadie que las haya cambiado de lugar. Se oía el rebote de una pelota y el correteo de unos pequeños pies por los pasillos, como una forma de aplacar el miedo ante lo desconocido, quienes trabajan en el edificio bautizaron al infante fantasmal como Andresito, lo que tiempo más tarde generó que la institución se conociera vulgarmente como el edificio de Andresito Como se imaginarán los guardias estaban aterrados y ninguno quería continuar con el trabajo, por ello los responsables de la seguridad de la Hacienda optaron por instalar un sistema de vídeo vigilancia monitoreado desde fuera del edificio. Pero he aquí que las apariciones no cesaron, es más, se pudo documentar la presencia de un pequeño niño vestido con una bata de dormir blanca que a veces llevaba una pelota bajo el brazo y otras se lo veía montado en una patineta vieja.
10 jun 2018
Andresito,fantasma en Hacienda Victoria
La delegación de Hacienda de Vitoria en España esconde un fantasmal secreto del cual se habló copiosamente hace casi 20 años atrás, pero ahora ha caído bajo el manto del silencio.En el corazón de Gasteiz y sobre la calle Olaguibel se encuentra la delegación estatal de Hacienda, un edificio austero que fue construido sobre lo que antiguamente era el convento de San Francisco, allá por el año 1200.En la década del 30 el viejo templo fue derrumbado para 3 décadas más tarde convertirse en lo que vemos ahora y como recuerdo de aquella emblemática estructura se conservó un arco de piedra en la parte trasera del terreno.Desde que la nueva edificación se erigió en el solar, comenzaron a desarrollarse fenómenos que iban más allá de todo entendimiento humano. No sólo quienes ingresaban a la delegación, funcionarios y guardias sino también los vecinos de la zona afirmaron que allí dentro se oían ruidos extraños, risas de un niño, correteos y el rebotar de una pelota.Los guardias de seguridad encargados de las rondas nocturnas comenzaron a ver apariciones que les helaban la sangre; todos fueron testigos de sucesos paranormales pero sólo unos pocos tuvieron el coraje de comentarlo, ya que en su momento no se les permitía hablar del hecho.Las puertas cerradas se abrían solas, las luces se encendían y salía agua de los grifos bien cerrados Figuras blancas espectrales de un niño pequeño y un anciano bajaban las escaleras tomados de la mano o se aparecían en los corredores del edificio, siempre con la mirada perdida y como si estuvieran reviviendo sus vidas acontecidas en otra época Los muebles se movían y aparecían dados vuelta sin que nadie haya entrado a las salas. Las cosas no permanecían nunca en su sito y no había nadie que las haya cambiado de lugar. Se oía el rebote de una pelota y el correteo de unos pequeños pies por los pasillos, como una forma de aplacar el miedo ante lo desconocido, quienes trabajan en el edificio bautizaron al infante fantasmal como Andresito, lo que tiempo más tarde generó que la institución se conociera vulgarmente como el edificio de Andresito Como se imaginarán los guardias estaban aterrados y ninguno quería continuar con el trabajo, por ello los responsables de la seguridad de la Hacienda optaron por instalar un sistema de vídeo vigilancia monitoreado desde fuera del edificio. Pero he aquí que las apariciones no cesaron, es más, se pudo documentar la presencia de un pequeño niño vestido con una bata de dormir blanca que a veces llevaba una pelota bajo el brazo y otras se lo veía montado en una patineta vieja.
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