La brigada de investigación criminal de los Mossos descuadra se ha anotado un tanto en su hoja de servicios al resolver, 21 años después de que se produjera, un asesinato que tuvo lugar en Cambrils (Baix Camp) en 1994. Pero la actuación policial no tendrá grandes consecuencias para los criminales. Varios agentes de los Mossos se desplazaron el 25 de febrero a Málaga para apresar, en colaboración con la Guardia Civil, a los dos sospechosos del asesinato, la mujer de la víctima y un hermano de ella. Los detuvieron, ellos se negaron a declarar y el juez de guardia los dejó en libertad porque la causa no existe, prescribió en el 2009. Los delitos de homicidio y asesinato prescriben a los 15 años.
La investigación se inició el día de Reyes del año pasado en una masía situada a las afueras de Cambrils, a apenas un kilómetro al sur del casco urbano y al pie del antiguo trazado de la carretera N-340. Uno de los jóvenes que la habían alquilado, harto de problemas con los desagües, decidió inspeccionar la fosa séptica de la finca y allí encontró unos huesos que parecían humanos. Dio aviso a los Mossos, que comprobaron que, en efecto, lo eran.
INDICIOS DE VIOLENCIA
El estado de los restos encontrados, entre los que también había una bota, era tan deteriorado que se hacía difícil determinar si se trataba de una muerte reciente o no, según informaron los Mossos al día siguiente del rastreo del lugar. Lo que sí se apreciaba, informó ayer el Diario de Tarragona, es que los restos presentaban indicios de violencia. El forense tampoco pudo determinar la causa de la muerte debido al degradado estado en que se encontraban los huesos.
A pesar de los obstáculos con que se fueron topando los agentes de los Mossos, su investigación fue avanzando y los llevó hasta Málaga. Allí residían y siguen residiendo, según se demostró después, la esposa del fallecido y un hermano de ella. Ambos participaron en el crimen, concluyeron los investigadores.
En un primer interrogatorio, la mujer, que ahora tiene 60 años, declaró que el marido y propietario de la finca había regresado a su país (Turquía), donde había desaparecido. Pero mediante el ADN de una hija del matrimonio se pudo comprobar que se correspondía con los restos encontrados en la fosa séptica. En el momento de la detención, los acusados parecían que ya estaban preparados. Se negaron a declarar ante el juez y salieron en libertad. El caso había prescrito.
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