Imágenes como aquellas se plasmaron en la retina de Alves decenas de veces entre 1836 y 1840. Casi dos siglos después sus ojos siguen abiertos, pero reflejan otra cosa. Desde 1841 a sus pupilas se asoman doctores y estudiantes de medicina. Solo muy de tarde en tarde lo hacen otros rostros, cuando el frasco repleto de formol en el que flota su cráneo sale de la Facultad de la Medicina de la Universidad de Lisboa (donde lo custodian) rumbo a algún museo luso.
9 jul 2018
La historia negra de Diogo Alves, el asesino en serie que acabó con su cabeza envasada en formol
Imágenes como aquellas se plasmaron en la retina de Alves decenas de veces entre 1836 y 1840. Casi dos siglos después sus ojos siguen abiertos, pero reflejan otra cosa. Desde 1841 a sus pupilas se asoman doctores y estudiantes de medicina. Solo muy de tarde en tarde lo hacen otros rostros, cuando el frasco repleto de formol en el que flota su cráneo sale de la Facultad de la Medicina de la Universidad de Lisboa (donde lo custodian) rumbo a algún museo luso.
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wow que miedo la cabeza
ResponderEliminarque asco, no se que pensar. i am impressed
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