El asesinato de Pasolini

Hace 40 años, en la madrugada del 1 al 2 de noviembre de 1975, fue asesinado en la playa de Ostia, a las afueras de Roma, Pier Paolo Pasolini, una de las figuras culturales más notables de la Italia de la postguerra. Pasolini fue un intelectual que fustigó con su cine y sus escritos a la sociedad de su tiempo, tanto a la derecha como a la izquierda. Su abierta homosexualidad hizo de él una persona muy incómoda para diversos sectores y no escondía sus contradicciones. Ateo y marxista, era capaz de atacar con dureza a la Iglesia Católica pero también filmar una película como El Evangelio según San Mateo” que seguía escrupulosamente el texto de las escrituras. Fue pintor, poeta, ensayista, activista político, pero el cine era su gran pasión: Accattone, Edipo rey, “Teorema, El Decamerón”, Los cuentos de Canterbury o Saló o los 120 días de Sodoma, son algunas de sus películas más importantes. La noche del 1 de diciembre de 1975 Pasolini recogió en su coche a Giuseppe Pelosi, un joven de 17 años que habitualmente se dedicaba a la prostitución. Juntos se dirigieron a un solar cercano a la playa de Ostia donde el director acabaría perdiendo la vida. Al día siguiente encontraron su cuerpo totalmente destrozado. Además de los golpes que le habían propinado le habían atropellado con su propio coche. Pelosi fue detenido y condenado en solitario por el asesinato pero en Italia fue creciendo poco a poco la teoría de un crimen político en el que el condenado era sólo el cabeza de turco. La presencia de terceras personas parecía evidente en la noche de autos pero ¿quién quería asesinar a Pasolini? Los grupos fascistas se la tenían jurada; sus ex compañeros del Partido Comunista del que había sido expulsado poco antes también; incluso se le odiaba desde la Democracia Cristiana, habitual blanco de sus ataques verbales y escritos. La clave de su asesinato, según algunos, podía estar en el libro que por entonces preparaba Pasolini, Petróleo, en el que investigaba la oscura muerte en un accidente aéreo de Enrico Mattei, presidente de la empresa estatal italiana de hidrocarburos. 40 años después el misterio sigue sin resolverse.