3 oct 2015

Cerro de los Angeles (Memoria Historica)



La ofensiva del Jarama estaba a punto de producirse, la única incógnita era de quien la realizaría primero. La debilidad de las tropas republicanas en la zona hacía pensar que los nacionalistas se adelantarían, como finalmente así fue.
Mientras tanto, Líster recibe la orden de tomar el Cerro de los Ángeles, de nuevo un intento de castigar el flanco derecho de los rebeldes, que a esas alturas habían abandonado la toma frontal de la capital.
Líster se niega a seguir las directrices de su estado mayor y se impone a las decisiones del propio Modesto, elaborando un plan simple que tenía como principal ventaja el factor sorpresa.
En unas horas, lo que tanta sangre le costó a la XII Brigada Internacional, cae rendido a los pies de la 1ª Brigada Mixta. Sin embargo la hospedería queda aún en poder de los nacionalistas.
Lo mismo que tardó la posición en ser tomada, tarda en ser perdida. En un fulgurante ataque de tabores de moros, que aprovechan una incomprensible suma de errores en las filas de la República, cae el Cerro haciendo numerosas bajas en la 1ª Brigada Mixta.
Pero el Cerro ya no volvería a ser el mismo Cerro. La captura de más de cuatrocientos prisioneros por las tropas del Gobierno, la mayoría militares de reemplazo reclutados en la zona nacionalista, será una baza mediática que será utilizada con amplitud de medios. La prensa del bando leal renombra al Cerro como el "Cerro Rojo" y no parece querer dar la noticia de su pérdida. Estamos en la batalla de la retaguardia, en la necesidad de mantener viva la moral del pueblo y de la tropa, donde la mentira es verdad y la verdad es mentira.
En la noche del 18 al 19 de enero concentre los batallones "Victoria","Amanecer" y "Thaelmann" en Perales del Rió, durante todo el día 19 se les explico el conjunto de la operación. A las 11 de la noche del 19 al 20 se pusieron en marcha los batallones; a las dos de la madrugada todos estaban al pie de las posiciones que debían atacar. El ataque fue simultáneo desde todos los puntos, y a las cuatro de la mañana el Cerro Rojo estaba en nuestro poder, con más de 400 prisioneros Closing Quote
Enrique Líster Forján - Jefe de la 1ª Brigada Mixta

El 20 de enero de 1.937 resonaban tambores de guerra en el Jarama. Las posiciones que mantenía la República eran del todo ineficaces en esa zona, lo que hacía suponer una ofensiva del enemigo. La 4 División de Modesto, en la que estaba encuadrada la 1ª Brigada Mixta de Líster, reconoció la zona y elevó un informe que no dejaba lugar a dudas, era necesaria una ofensiva. Días después se adelantarán los nacionalistas y comenzará la sangrienta Batalla del Jarama.
Mientras tanto Líster elabora un nuevo plan de ataque al Cerro Rojo para asentar el inestable dominio republicano en la zona. El plan era más brillante que la caótica intentona del 12 de noviembre por parte de los internacionales de la XII BI. En este caso se trataba de un ataque por sorpresa, por la noche, que contaba con el conocimiento que tenían de la zona varios miembros de la 1ª BM. Para lo cual Líster acantona los batallones mencionados en la iglesia abandonada de Perales del Río.

A la hora y día ordenado, las 0 horas del día 20, la columna que mandaba Líster, en la que iba de comisario el de la 1ª Brigada, Manuel Puente, se puso en movimiento hacia sus objetivos. Para conservar el secreto y mantenerlos en forma, los hombres habían estado en reposo absoluto en las naves de una iglesia abandonada de Perales del Río; unos veinticuatro, otros cuarenta y ocho horas.Closing Quote
Juan Modesto Guilloto - Jefe de la 4ª División

Líster se niega a atacar a la manera clásica, es decir, ablandamiento de las defensas con intenso fuego artillero, aviación, tanques y por último la infantería de la 1ª BM. Esto hubiera alertado al enemigo y hubiera arruinado el factor sorpresa, por lo que se procedió finalmente a la manera de Líster.
Franco nunca confió en las quintas para el asalto de las posiciones decisivas, como tampoco fue muy aficionado a ofrecer puestos de vanguardia en sus ataques a las milicias de voluntarios, falangistas y requetés. Al fin y al cabo tenían las mismas condiciones guerreras que el enemigo republicano que intentaba batir y ya habían sido derrotados por estos en diferentes frentes. Tampoco pareció confiar en los soldados profesionales del ejército peninsular, prefirió las curtidas tropas africanas y la ayuda germano-italiana en todo momento. No obstante, el Cerro de lo Ángeles no obedecía entonces a esa política y estaba custodiado por el 1 batallón de Argel en la ermita y el 8 batallón de Argel en la hospedería de más abajo. Ambos batallones eran de tropas de reemplazo fundamentalmente.
Sin duda este hecho contribuyó a la rápida toma del Cerro por los republicanos. Quien no se rendía allí mismo caía bajo las balas de inmediato. La cifra de prisioneros que allí se tomaron fue casi escandalosa, más de cuatrocientos.
El éxito fue rotundo, a la vez que fugaz. En unos minutos, sin grandes combates, el cerro estaba en poder de las fuerzas gubernamentales. La sorpresa fue tan mayúscula que el jefe del sector, el comandante Ricardo Belda López es sorprendido durmiendo en su cama. La escena que narra Líster es extrañamente humana en aquellos tiempos tan sangrientos.
Los soldados del Gobierno traen preso a Belda y este intenta cuadrarse ante el comandante que acababa de capturar el Cerro de los Ángeles, lo que le deja en ropa interior bajo la cintura al caer la manta que le cubría. Belda debió aguantar el tipo y el rubor de la situación, por lo que Líster ordenó que se le devolviera a su habitación para que terminara de vestirse.
Ricardo Belda fue hecho preso y enviado a las cárceles de Madrid. Parece que fue obligado a radiar un mensaje radiofónico a los soldados nacionalistas para que no continuaran con la rebelión militar. Tras eso fue trasladado a las cárceles de Valencia. Después de la guerra se reincorporó al ejército franquista llegando al grado de general. Incorporamos aquí un testimonio del nieto de Belda, un halo de limpia sencillez en el drama nauseabundo de una guerra atroz.
Según me comentaban mis tías, fue arrestado y encarcelado en una checa de Madrid, parece ser que fue obligado a realizar una locución radiofónica a los pocos días del arresto - supongo que con ocho hijos a la espalda le debió pesar más eso que su "patriotismo" - en la que mostraba la "indecencia" de la sublevación. Fue trasladado a Valencia y permaneció allí encarcelado hasta el final de la guerra. Luego fue depurado por el ejército vencedor y tras volver todo a su cauce, supongo lo considerarían "inocente" prosiguió su carrera militar. Finalmente se licenció como general y gobernador militar de Huelva y falleció a los 99 años.Closing Quote
Foro de Historia Militar “El Gran Capitán”
Belda rinde el Cerro ante una acción brillante de las columnas republicanas, con un número escaso de bajas, por unos momentos la guerra no parece tan salvaje. Pero sólo es una situación momentánea. La sorpresa en la acción de los soldados leales llega incluso a los propios jefes del Ejército Republicano. La posición debía asegurarse después de la toma con escasos efectivos, era necesario que la sorpresa se transformara en contundencia. Sin embargo Miaja, general de la Junta de Defensa de Madrid, y Pozas, general del TOCE (Teatro de Operaciones del Centro de España), no se ponen de acuerdo en quien debería enviar las fuerzas. De hecho el error en este caso se le debería achacar a Miaja, puesto que de él dependía la unidad que acababa de tomar el Cerro Rojo. [M1]

Los nacionalistas, mientras tanto, son mucho más rápidos y acumulan fuerzas marroquíes y del Tercio. En unas horas cuadriplican a los de Líster. Los atacantes se transforman en defensores, las horas felices se terminan de golpe para dar paso a la guerra que mataba a Madrid. De frente ataca el Tabor de regulares de Mehal-la de Larache, por la derecha, envolviendo a los defensores por su retaguardia, el Tabor de tiradores de Ifni-Sáhara. Cuando estos llegan a lo más alto "se oyen salmos en árabe y un ulular que pone los pelos de punta para anunciar el asalto definitivo" [BM1]. La sangría en la 1º BM será altísima.
La rápida reacción de los nacionalistas comandados por el coronel Rada, ha sido clave. Parece que no ha dado tiempo a los de Líster a emplazar correctamente las ametralladoras y hay zonas de desenfilada [BM1]. Algunas de ellas están tan altas que son incapaces de batir las zonas más cercanas al cerro, por eso las tropas moras pueden escalar casi hasta arriba sin grandes dificultades. Tras ellos el empuje de ocho cañones por tres de los republicanos. El combate es muy desigual.
Finalmente llegan los tanques, los T-26 soviéticos, y los aviones. Ya es tarde, el Cerro Rojo nunca volverá a estar en manos del Gobierno republicano. Desde allí se bombardeará incesantemente Madrid hasta el final de la guerra.


Al inicio de la Guerra Civil, el 23 de julio de 1936, cinco jóvenes fueron asesinados por defender y guardar el monumento de posibles atentados,1 Cinco días después del asesinato, milicianos del bando republicano llevaron a cabo una "ceremonia" por ellos mismos fotografiada, de fusilar la imagen de Jesús; tras ello, procedieron a la destrucción de las esculturas, primeramente "a mano" y por último, dada la dureza de su material, recurrieron a la dinamita hasta lograr reducirlo a ruinas. La prensa del Frente Popular publicó en portada y en primera página las fotografías del "fusilamiento" y comentó favorablemente el hecho ("Desaparición de un estorbo"). El Ayuntamiento de Getafe, en decisión refrendada por el Gobierno de la República, cambió el nombre cerro de los Ángeles por el de "cerro Rojo", nombre que conservó hasta el final de la guerra civil.
Terminada la guerra, el régimen de Franco recuperó su nombre original y dio orden de construir un nuevo monumento, réplica del anterior, que comenzó a edificarse en 1944 según el proyecto de los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada Martínez.

 
















































"Siempre es aconsejable repasar la Historia para no perder la memoria"
 

 

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