24 mar 2011

Las Mimbreras

UN ABANDONO MÁS DEL OLVIDO
Las Mimbreras es un chalet de los muchos abandonados en la sierra de Madrid.

Puede estar construida en los años 60 o 70 es una gran parcela, con grades pinos y arboles de los alrededores,  dentro ya vemos un gran salón con algún que otro mueble, los baños tienen sus accesorios de porcelana como antiguamente, grandes ventanales  por donde se puede ver por diferentes lados  la finca. Su construción,  es de granito su tejado de pizarra negra ya comida por el musgo en lo que sería el garaje hay tambien un automóvil, de aquella época del cual no sabría distinguir su marca, junto a él unos burros que no dejaban de fisgonear como nosotros, volvimos a entrar dentro de la vivienda y seguimos mirando y fotografiando todo lo que nuestros ojos pueden ver.





Vemos cocinas de carbón así como una de gas, aparte una chimenea en la cocina, con lo cual estaba bien preparada para el frio invierno, cuando salimos de la casa echamos una mirada más a su alrededor y topamos con una gran piscina con agua seguramente por las lluvias y nieve.Hoy, más que hablar del abandono voy a plasmar las fotos que saque de las Mimbreras y podais juzgar bosotros mismo, cada vez es más el abandono de estas grandes casas, que en su dia fueron casas de recreo, hoy recuerdo.





Contentos por las fotos pero desanimados por tal abandono cogimos el coche de vuelta para Madrid, imaginando en sus dueños y en lo bonito que tuvo que ser en sus años.

21 mar 2011

Guijasalbas

En la N-110 con dirección a Ávila y a 23 km. de Segovia, se encuentra Gujasalbas, un caserío perteneciente al ayuntamiento de Valdeprados y situado a 6 km. al oeste de dicha población. Hoy es un lugar despoblado, pero cuando uno llega allí se siente transportado a otros tiempos y otra vida; y es que este lugar evoca un pasado de campos y ganado, de pastos y pastores, de señores y pecheros...





Un lugar donde parece haberse parado el tiempo y donde se puede sentir aún el latido de las gentes que habitaron sus casas, rezaron en su iglesia y trabajaron sus campos. Siglo a siglo y censo a censo, se ha mantenido la constante ocupación agrícola y ganadera de sus habitantes, en un entorno de singular belleza donde tiene su espacio la encina y por donde discurre el cauce del río Moros, sobre el que permanece el puente, impasible al pulso del tiempo. Un río que entre Valdeprados y Guijasalbas forma un espectacular cañón de paredes verticales conocido como “La Risca”, donde anidan numerosas aves rapaces.



Ya en el s.XI, con la organización del territorio segoviano en comunidades de Villa y Tierra, Guijasalbas queda encuadrado dentro de la Tierra de Segovia, perteneciendo al Sexmo de San Martín y dentro de él a la cuadrilla de Otero. Es mencionado por primera vez con el nombre de Eclessiae Albae en 1247, en un documento de reparto de rentas de la catedral, entre el obispo y el cabildo. La cercanía de estos territorios a la ciudad de Segovia y la fertilidad de su tierra hacen que se conviertan en una posesión apetecible para las altas clases que en el s.XV se disputaban el poder en Segovia.


En 1450 Enrique IV firma una concesión de tierras y derechos a favor de Diego Arias Dávila en un intento de señorialización del territorio, el primero de dominio fiscal que se hace en la Tierra de Segovia. Así, en el documento de creación de mayorazgo que realizan dicho Diego Arias Dávila, señor de Puñonrostro, y su esposa en 1462, aparece con el nombre de Iglesias Alvas. En la Carta de Trato y Conveniencia con los lugares de su propiedad, a éste le corresponde el pago “de medio pechero en diez y seis monedas, en ciento veintiocho maravedíes y si fuese más o menos a su respecto en moneda forera; por las alcabalas cincuenta maravedíes”. A finales del s. XV, Juan Arias Dávila, cuarto señor de Puñonrostro, es elevado a la categoría de Conde, ejerciendo medidas de presión fiscal sobre los vecinos, arrendatarios tanto de sus casas como de las tierras que trabajan; de hecho en 1642 se hace referencia sobre testimonio de arriendos y posesiones en el lugar, apareciendo el Conde de Puñonrostro como arrendador del término (que aparece desde 1591 como Grijas Albas), casas y pastos a los vecinos por quinientas cincuenta fanegas por mitad trigo y cebada cada año; además tiene arrendado un molino con morada por noventa fanegas, mitad de trigo y cebada. En el s. XVIII, y según el catastro de Ensenada, había un pajar, un corral para herrar ganado, diferentes casas, divididas por su localización entre el barrio de arriba y el de abajo, un monte chaparral, un molino con dos ruedas, eras, prados y tierras, todo propiedad del Conde.




A finales de ese siglo y según el censo de Floridablanca, Guijas Albas era lugar con alcalde pedáneo, y jurisdiccionalmente un realengo. Tenía ochenta y dos habitantes; y el desglose por oficios era un cura, quince labradores, doce criados y uno de fuero militar. El diccionario geográfico de Madoz (1850) es la última base de datos importante, y en él aparece ya como Guijasalbas, con ayuntamiento propio, donde se cultivan 1.500 obradas y hay 40 prados de secano, produciendo cereales, algarrobas y garbanzos; cría abundante caza y el río es rico en pesca; hay una fábrica de teja y ladrillo y un molino harinero con dos piedras. Su población es de seis vecinos, veintinueve almas.
A partir de 1857, en que se incorpora al municipio de Valdeprados, al cual sigue anejado en la actualidad como barrio, ya no aparecen datos censales ni de otro tipo documentados sobre Guijasalbas. Sin embargo sabemos, que el último Conde de Puñonrostro vendió el caserío y su término a un íntimo amigo también artillero, Francisco de la Piñeda y Díaz, de quien lo hereda su hija Blanca de la Piñeda Bayón. Ésta se casa con Alfonso Velarde Arriete (Conde de Velarde), y finalmente lo hereda de una tía un hijo de éstos, Alfonso Velarde de la Piñeda, actual Conde de Velarde. Éste último, en vida, ha donado Guijasalbas a sus cinco hijos, los actuales propietarios.




El actual conde, ante la situación en que se encontraba la Iglesia de San Martín que está dentro del caserío, quiso arreglarla, pero no obtuvo el permiso del Obispado, que hace poco tiempo vendió sus tejas, acelerando aún más su actual estado ruinoso. También desde hace seis años, la parte norte del término es propiedad de otro particular, donde mantiene un coto de caza además de dependencias familiares.



Muy poco sabemos de la vida en el caserío durante todo ese tiempo, tan sólo a través del recuerdo de personas que lo vivieron como Félix Otero, vecino de Valdeprados y secretario durante muchos años de su ayuntamiento. Nos cuenta que los vecinos de Guijasalbas seguían siendo arrendatarios, pero eso sí, acomodados y que vivían desahogadamente, prueba de ello es que tenían incluso varios criados. Recuerda las visitas al molino con su padre, cómo iban allí “a la función”, y que a la casona solariega donde la familia Velarde pasaba temporadas, la llamaban “El Hotel del Señorito”, y tantos y tantos recuerdos... Hacia 1954 la situación del caserío cambia, cuando se prescinde del servicio de los arrendatarios y éstos abandonan el lugar. Desde entonces, tan sólo han vivido allí los pastores y trabajadores que la familia Velarde tenía a su servicio, despoblándose  finalmente hace unos diez años; hasta hoy, en que Manolo, que fue durante un tiempo el único habitante, ya no vive allí aunque sigue cuidando las vacas que pastan por el caserío, habituales testigos de tanta soledad. La casona, seria y sola, las casas vacías, la iglesia en ruinas, el molino casi derruido, y el pequeño cementerio como último rincón de una vida acabada... Pero a pesar de todo, Guijasalbas sigue encerrando un pequeño trozo de nuestra historia.

17 mar 2011

Torrecilla del Ducado-Guadalajara

Cuando pensamos en un pueblo abandonado solemos imaginarnos aldeas aisladas al final de un camino, a las que resulta difícil acceder, pero no siempre es así. Torrecilla es un buen ejemplo de ello. El pueblo está bien comunicado, junto a una carretera asfaltada, cuenta con electricidad (al menos la instalación) y sin embargo no vive nadie en él desde hace al menos diez años.



Al acercarnos, podemos divisarlo desde lejos: se encuentra en un altozano junto a la carretera comarcal GU-136 que une Riba de Santiuste y Conquezuela, a unos 500 metros del límite con Soria. Es una región de suaves colinas pobladas de encinas y salpicadas por cultivos de secano, principalmente cereal. Lo único que recuerda que estamos en la Serranía de Guadalajara es la altura, más de mil metros sobre el nivel del mar. Al fondo, sobre el Alto del Chozo, se agrupan en hilera una serie de aerogeneradores que nos recuerdan en qué siglo estamos.


El casco urbano es muy compacto. Todas las casas se agrupan formando una herradura en torno a una pequeña plaza donde está la fuente, en la zona más alejada de la carretera.

En la mayor parte de las viviendas se ha utilizado la piedra para su construcción, aunque se ven elementos discordantes, como marcos de puertas y ventanas de ladrillo, o fachadas enlucidas y pintadas, producto de intentos de mejora hechos no hace tanto tiempo. Se nota que los antiguos vecinos no han perdido del todo el contacto con su aldea y de vez en cuando se pasan por allí a ver cómo está todo.



En uno de los extremos más cercanos a la carretera, frente a una pequeña plaza, se encuentra la iglesia. Está formada por una espadaña triangular de doble campana levantada en sillería y apoyada en una gran nave de planta cuadrada construida en mampuesto de piedra con cubierta de teja. La mitad del perímetro está cercado por un muro y en su interior se encuentra el cementerio. Uno de los flancos de la iglesia está revocado con cemento y sobre él hay una serie de grafitis más propios de los suburbios de una gran ciudad. La iglesia es bastante grande, pero tiene unas proporciones muy poco armoniosas. La espadaña es demasiado baja para un edificio de ese porte y puede que haya sido añadida siglos después de su construcción para reemplazar la original.

 
En general, las viviendas están en buen estado de conservación. A muy pocas les falta el tejado e incluso hay una muy cerca de la carretera que acaba de ser reformada. En total, conté unas sesenta edificaciones, aunque sólo diez no están catalogadas como ruinas en el Catastro.
Aquí termino hablando de este pueblo echando su llave y de vuelta a casa.




Casi todas las viviendas tienen conexión a la red eléctrica y hasta antenas de televisión. En unos de los extremos del pueblo hay una torreta conectada a una línea de media tensión que pasa por allí. Lo que no sé es si efectivamente hay servicio.

15 mar 2011

Fabrica de Hárina de Pantoja (Toledo)

En esta ocasión y de una manera casual llegamos a este singular enclave por tierras manchegas, la antigua fábrica de harina.




Esta construida hacia 1929, es un ejemplo que se puede incluir dentro del llamado estilo “mudéjar” .Se tratado un edificio de grandes dimensiones, con cubiertas a dos aguas, de composición longitudinal, formado por cinco volúmenes, siendo el central más ancho y alto que los laterales, unidos entre ellos por otros dos de menor altura y de mayor longitud es una composición muy racional  y armónica. Los dos materiales empleados son la piedra y el granito.


Si mal no recuerdo es la primera vez que descubro un lugar abandonado por donde todavía no han pasado los clásicos grafiteros.


Junto a la misma existe una pequeña estación de tren abandonada, bueno eso es un decir, ya que hoy en día esta tomada por un asentamiento gitano, según se comenta no son muy bien recibidos en la zona y dicen de los mismos que dilapidan el uso del agua corriente.

Como tampoco teníamos ganas de mayores dilemas, pasamos junto al poblado, mientras mirábamos la estación de ferrocarril con la pena de no poder bajar a investigar lo que de ella todavía queda.

Esta antigua Fábrica de Harina, pertenece al grupo de Cerámica la Oliva.Los terrenos colindantes y la parcela que ocupa estan cuidados y limpios, asi como las mayor parte de sus ventanas y accesos al recinto han sido tapiados, lo que nos hace pensar que a medio plazo estas monumentales instalaciones seran dedicadas a lagun que otro menester... quien sabe quizas un centro comercial dedicado a materiales de construccion; eso pensamos por la actividad industrial a la que se dedican sus actuales propietarios. en cualquier caso las posibilidades de un nuevo futuro para la vieja harinera son patentes.

Después de salir de allí  nuevamente eché la llave y volvimos hacia Madrid pensando en aquel lugar,  lo que fue y en lo que quedó, abandono y olvido.

13 mar 2011

Bujacalyado-Guadalajara

Sabemos que esta comarca estuvo habitada desde la Edad del Bronce, gracias al yacimiento arqueológico de las Cañadas.
Una importante vía romana que unía la actual Cuenca con la zona de Burgos; pasaba por Riofrio del Llano a poca distancia de Bujalcayado.
Las cercanas salinas de Olmeda son conocidas ya desde el siglo XII.
La iglesia románica de Bujalcayado dedicada a Santa Quintería, data de esta época.



El crecimiento de Bujalcayado estuvo ligado desde siempre a la explotación de las salinas, que cerraron en el año 1993 después de un siglo de lento declive.
El rápido proceso de despoblación de Bujalcayado comenzó en los años cuarenta del pasado siglo; en 1960 solo quedaban dos habitantes.
Bujalcayado ocupa la ladera sur de la sierra del mismo nombre, en realidad una colina que no sobresale más de 200 metros desde las vegas que la rodean.


El núcleo urbano se agrupa alrededor de la plaza principal o calle Mayor, donde se halla una fuente junto a un árbol centenario...
Entrando al pueblo a mano izquierda están los restos de la antigua iglesia románica, hoy con una porción del tejado caído y la cúpula de su única nave a punto de hacerlo.


La mayor parte de las edificaciones están en estado ruinoso, pero han corrido desigual suerte. Casi todas ellas han sido levantadas en piedra con cubiertas de teja árabe y pequeños balcones de forja. El trabajo de mampostería es excelente y en algunos casos se ha hecho en seco, sin utilizar mortero.
Destacan aquí y allá unas cuantas viviendas rehabilitadas respetando las técnicas de construcción originales o utilizando bloques de cemento hueco recubierto con una fina capa de piedra. Montones de materiales de construcción destinados a las obras en curso se apilan por las calles del pueblo. Las casas rehabilitadas pertenecían a antiguos vecinos o sus descendientes que lo utilizaban como segunda residencia. La mecanización del trabajo rural y los  cambios sociales que le han tocado vivir han hecho que mire la vida con cierta ironía.
Saliendo del pueblo en dirección Oeste hay un grupo de parideras en muy mal estado y lo que queda del cementerio: Un poco mas allá divisamos la Ermita semiderruida de San Bartolomé.


La Ruta de Don Quijote atraviesa el pueblo. Es un recorrido completamente señalizado acto para caminantes y ciclistas que pasan por los parajes donde Cervantes situó las andanzas de Don Quijote y su escudero. La ruta se está arbolando además de dotarla de paneles informativos y bancos cada cierta distancia.


Debido a la rehabilitación emprendida en los últimos años por sus antiguos vecinos el camino de acceso ha sido recientemente asfaltado y el pueblo cuenta hoy con luz y agua.


El núcleo lo forman alrededor de 70 parcelas, entre ruinas, baldíos y casas rehabilitadas, todas ellas calificadas como urbanas según el catastro, el contar con servicios, buenos accesos y tener prácticamente el permiso de obra, hace que Bujalcayado sea un sitio perfecto para repoblar cómodamente, ya sea como residencia permanente o como refugio de fin de semana.


 

8 mar 2011

La Alberca-Salamanca

Hoy voy hablaros de un pueblo precioso que no tenéis que dejar de visitar. En primavera es cuando más bonito está sus balcones es un conjunto de colores que cuelgan y en invierno por su hermosura igualmente.


En 1940 el pueblo se  convirtió en Monumento Histórico Artístico facilitando la conservación del casco urbano. Fue el primer municipio español que consiguió tal distinción.




 
El municipio con varias ermitas (Majadas Viejas, San BLAS, el Humilladero, y la de San Marcos,) completamente en ruinas. La población 1200 habitantes en la actualidad ha  ido en continuo descenso desde los años  60 a los 90; que empieza a notarse una pequeña recuperación debida fundamentalmente al crecimiento del turismo.


LA HISTORIA DE LA ALBERCA
La población ya estaba asentada en  La Alberca desde la llegada de los romanos, como demuestra el castro prerromano, bajo el cual se asienta una parte del pueblo. De la época visigoda hay pocos datos, no obstante se sabe que se reutilizo material de estos momentos para construir  la ermita de MAJADAS VIEJAS.


En los dinteles de las puertas suelen haber inscripciones religiosas, esto podría indicar que sus  pobladores  eran conversos y utilizaban este método para  reafirmar su fe.


En el siglo XIII La Alberca era una villa dependiente de la corona, siendo de los pocos lugares de la Sierra de Francia que no pertenecía al condado de Miranda. Pero en el siglo XV Juan II de Castilla hizo que la villa de la Alberca pasará a depender de la CASA de ALBA quien años después logró el control de parte de la SIERRA de FRANCIA con el favor de Fernando el Católico agrupando estos dominios bajo la jurisdicción de la villa cacereña de Granadilla, No obstante La Alberca logro mantener gran autonomía respecto a Granadilla, llegando a tener sus propias ordenanzas en 1515 y ser las Hurdes una dehesa de La Alberca hasta 1835.




 
Otro hecho importante L a Alberca, según cuenta la tradición en 1465 las mujeres albarranas vencieron a las tropas  portuguesas del prior Ocrato, en esta victorias arrebató a los portugueses el perdón, que aún hoy se conserva en el pueblo, esta victoria se festeja el segundo día de la Pascua de Resurrección.


En el pasado, en un peaje conocido  como Vegamasquin, hubo un convento de monjas, del cual el único vestigio topónimo de un pequeño arroyo conocido “Regalo de las Monjas.”


Aquí  no cierro con llaves las puertas de este bonito pueblo, si no  que al revés las abro para que admiren lo bello que es.



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