28 ene 2011

Colonia de Santa Eulalia (Alicante-España)

Después de visitarla y gustarme mucho, no quede contenta, así pues decidimos volver y aparte de sacar fotos, busque y saque información de toda clase.
Aquí empiezo con mi experiencia y mi información.


La Colonia de Santa Eulalia es un pueblo semi abandonado a orillas del rio Vinalopó situado en el término municipal de Sax (Alicante).Se trata de una colonia agrícola que comenzó a edificarse en la última década del siglo XIX, más concretamente en 1868.
En el pasado tuvo gran importancia. La Colonia Santa Eulalia vivió un verdadero esplendor en los albores del siglo XX cuando el Conde Alcudia y Gestalgar, Antonio de Panda y Saavedra y su esposa María Avial Peñas, Vizcondesa de Alcira, regentaban las productivas tierras que eran cultivadas por un buen numero a asalariado, quiénes disponían de sus propias casas construidas alrededor de la masía señorial.
Con el paso del tiempo, la mayoría de los habitantes de la Colonia se fueron trasladando a otros lugares debido a la de decadencia que ha ido experimentando y la pedanía ha sufrido el abandono por parte de las instituciones pese al importante valor histórico de su patrimonio arquitectónico.
Pero no contenta con esta información fue irresistible y volví para saber más, pero para interesarme por los Condes, ¿Quiénes eran? Y aquí la información que saque.


 



La comarca alicantina de Vilanopó esconde un lugar en el que su libertino y trágico pasado parece haber dejado huella en la aparición de espectros y la proliferación de posibles fenómenos paranormales: la Colonia de Santa Eulalia.
Apariciones fantasmales y espectros condenados a formar parte de una escena que alguna vez se grabo en la película quemada del tiempo hielan la sangre de los que han tenido la suerte o la desgracia de encontrarse con ellos. Podría tratarse de una historia más, un cuento de fantasmas para entretener a los niños por las noches, si no fuera porque estas habitantes inciertas de Más Allá se han dejado ver y fotografiado en más de una ocasión. También sus voces han hallado eco en grabaciones y magnetófonos.
Notas de gramola suenan, todavía en la Colonia de Santa Eulalia ¿Qué paso allí? Celos, amor, juegos, alcohol, desenfreno… Una autentica galería de pasiones se pinta con lápiz de labios: el de doña María de Avial Peñas, vizcondesa de Alzira.


La hacienda prosperaba, el teatro Cervantes, la licorera y el casinete, como llamaban al casino que regentaba la Vizcondesa y punzaban las noches de ocio y convertían lugar apartado de todo en un enclave de fiesta y diversión muy famoso en los alrededores. Noches de apuesta y música, de juego y alcohol, se prolongaba hasta bien entrada el alba, cuando el primer rocío de la madrugada todavía soñaba con un silencio que rompía el silbido del tren al llegar a la estación.



Los colones ocupaban sus puestos de trabajo y los amos se sumergían en sus sueños, componiendo un dibujo enrarecido por uno de los secretos bien guardados de la colonia de Santa Eulalia, que había sido construida sobre un antiguo cementerio musulmán como han demostrado unas recientes excavaciones. Pero los que bailaban bebían y reían sobre las tumbas no podían saberlo…



Prospera hacienda
Cae la noche en las inmediaciones rurales de la comarca del Alto Vinalopó (Alicante) y la niebla se cierne sobre la Colonia de Santa Eulalia una aldea abandonada en la que apenas viven ya tres cuatro familias. Todo debería estar tranquilo en este reino de silencio, pero los ecos de pasado todavía suenan, reclamando un sitio esplendores y ruinas de antaño.
Los Prados de Santa Eulalia, propiedad del Conde de Alcudia, esperaban a finales del siglo XIX
La llegada de doña María Avial Peñas y su esposo, el vizconde de Alzira. Nadie podía adivinar por entonces lo que aquella joven mujer supondría en el futuro.
La Vizcondesa De Alzira había sido dotada en matrimonio por su padre, un indiano que se hizo rico en Cuba, con 18 millones de pesetas, como los 18 años que tenía en el momento del enlace matrimonial. La pareja aporto el dinero necesario para crear la empresa que explotaría la propiedad del Conde de Alcudia, Don Antonio de Pauda, fundando así la empresa Saavedra y Bertodano.
Un imperio de prosperidad estaba a punto de nacer:
Alrededor de las productivas tierras se construyeron una veintena de casa para los colonos, un teatro, un casinete, una destilaría, una tienda, una hospedería, una fábrica de harina, una oficina de correo y telégrafos, una estación de tren, almacenes molinos almazaras, bodegas… Todo ello rodeaba de jardines, estanques, fuente y estatuas.
El floreciente conjunto urbano reinaba, por su grandeza y su exquisitez arquitectónica el extraño palacio del conde de santa Eulalia. Extraño, si tan extraño como las figuras desnudas y sensuales que se agravaron en el relieve del frontal semicircular de la fachada, entre los que destaca, en el centro un ángel con las alas y los brazos extendidos. A sus pies arrodillados y en posición sumisa los hombres desnudos parecen sacudidos por una súplica de placer y dolor. Este edifico cuadrado de dos alturas que todavía hoy se mantiene en pie, retando al paso del tiempo, tiene doce dormitorios, salón, despacho, biblioteca, etc. Algunas estancias están decoradas con azulejos o pintadas con amorcillo sobre guirnaldas de flores. De nuevo los pequeños cupidos símbolos del amor flotan en el ambiente.






Dicen que la Vizcondesa andaba despechada porque el conde era un mujeriego y se consolaba  entregándose al juego y al desenfreno en las noches de la colonia de santa Eulalia. Cuenta la leyenda que un día se entero durante uno de sus viajes a Barcelona de que su amante estaba al tanto de sus escarceos y, para vengarse, había transformado el casino en un burdel. Don Antonio de Padua regreso de inmediato para comprobar que estaba pasando en el casino. Allí se vio seducido por los encantos de doña María, aposto y perdió todo su dinero en aquella casa de placer. Arruinado y borracho, salió al jardín y tropezó en el estanque que hay delante del palacio, donde hayo la muerte pues se ahogo al caer con medio cuerpo, torso y cabeza, dentro del agua.



Escándalos y muerte


Los Vizcondes de Alcira y el Conde de Alcudia se vieron inmensos en una cadena tejida por eslabones de amor y odio. Don Mariano de Vertadano se gano el desprecio de su esposa, la Vizcondesa Doña María, que miraba con buenos ojos al Conde Don Antonio de Pauda. Las desavenencias conyugales acabaron explotando. El se fue y ella quedo con la compañía amorosa del Conde pasando de ser la Vizcondesa de Alcira a ser más conocida como la Condesa. La sociedad empresarial se disolvió y los amantes quedaron a cargo de la colonia.





Construida en la última década del siglo XIX esta antigua población agrícola estaba compuesta por un magnifico conjunto formado por el Palacio de los Condes, el casino, las almazaras, bodegas, fábricas de harina y de alcohol, teatro Cervantes, economato, administración de correos y telégrafos, estación de ferrocarril, casas de los trabajadores, hospedería y hermanita. La ermita primitiva de origen medieval, después de numerosos reparaciones fue derribada y en 1891 se levanto la nueva de planta rectangular.
Actualmente a causa del deterioro, algunos de los edificios de la Colonia han ido desapareciendo, como es el caso de la estación del ferrocarril y el teatro.
Actualmente los edificios históricos se encuentran en estado de abandono parcial o total. En los últimos meses se ha podido saber que un grupo de inversos británicos quieren llevar a cabo la rehabilitación, por lo que se espera que concluya de una vez esta situación de continuo abandono y deterioro.
El "Teatro Cervantes" fue en tiempos el centro de la actividad cultural de Santa Eulalia. Su mera existencia nos da idea de cualquier debió llegar a ser el esplendor de la Colonia. Lamentablemente, se encuentra en total abandono y la parte del escenario está derruída. La primera fotografía es una vista exterior de la fachada principal del teatro. Las otras tres están tomadas desde el hueco destinado a la taquilla y en ellas se ve el estado actual del interior, con sus palcos y pinturas murales dedicadas, entre otros, a Miguel de Cervantes, Ruperto Chapí, Jacinto Benavente y Manuel Linares-Rivas.


La fábrica de harinas "El Carmen"está situada en la parte de la Colonia que actualmente pertenece al municipio de Villena. Es un vistoso edificio de ladrillo rojo que consta de tres naves, utilizadas una como almacén de trigo, otra como fábrica propiamente dicha y la tercera como vivienda del encargado. Me resultó curiosa la placa que hay debajo del rótulo con el nombre de la plaza. Se trata de una referencia al Banco Aragonés de Seguros y Crédito, entidad financiera con la que se contrató el seguro de incendios de la fábrica.




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