Buscando mis amores
iré por esos montes y riberas;
ni cogeré las flores
ni temeré las fieras,
y pasaré los fuertes y fronteras.
Nuestro lecho florido,
de cuevas de leones enlazado,
en púrpura tendido,
de paz edificado,
de mi escudos de oro coronado.
Y en pleno diálogo amoroso, culmina:
¡Oh ninfas de Judea,
en tanto que en las flores y rosales
el ámbar perfumea,
mora en los arrabales
y no queráis tocar nuestros umbrales...
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