Corría el año 1992 y España estaba inmersa en los fastos de los Juegos de Barcelona y de la Exposición Universal de Sevilla. Un promotor presentó un proyecto para crear un área turístico-cultural y de servicios. Se basaba en un centro similar construido en Santiago de Compostela con motivo del Año Jacobeo. La obra se licitó el 20 de mayo de 1993 y comprendía una zona edificada de 6168 metros cuadrados que se asentaría en una superficie total de 157.500. En junio de 1995 las obras ya estaban muy avanzadas. La inversión superaba los 1600 millones (9,6 millones de euros) y todos los edificios de esa primera fase avanzaban a buen ritmo. Desgraciadamente la situación de bonanza no duró demasiado. El 9 de septiembre de 1995 una hoguera mal apagada por los operarios que trabajaban desató un incendio que arrasó 20 hectáreas de la finca colindante. Lejos de desanimarse, el empresario siguió persiguiendo aquel sueño y en los primeros días del verano de 1996 se programó la tan esperada inauguración. Durante el otoño las instalaciones siguieron abiertas, pero éstas fueron reduciendo su actividad hasta su cierre definitivo a finales de 1996.
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