El retablo es una pieza renacentista del año 1601 con unas dimensiones de 747 por 1.150 centímetros, aproximadamente. Se trata de un retablo de madera tallada, dorada y policromada y cuyas esculturas son obra de Francisco Rincón y Pedro de la Quadra.
Ubicado en el presbiterio, está compuesto de dos cuerpos “perfectamente diferenciables” debido a que procede de un retablo originalmente colocado como altar lateral y después recolocado en la capilla mayor, que posteriormente se modificó y amplió para convertirle en el retablo principal del templo.
Por ello, ha sido preciso actuar sobre todos los elementos componentes del conjunto, incluyendo el banco de apoyo, mesa de altar, expositor y sagrario barroco. Ante la amplitud de la intervención, ha sido necesario hacer un cerramiento en el presbiterio, que se ha convertido durante los ocho meses de intervención en un taller in situ.
Asimismo, entre las actuaciones realizadas destacan el tratamiento curativo y preventivo anti xilófagos y las consolidaciones de la madera; la solución de los problemas estructurales de los distintos elementos, en especial la hornacina de la imagen de Santa María Magdalena, y la reintegración de volúmenes en los elementos arquitectónicos, la conservación de las policromías, dorados y capas pictóricas con productos afines a los componentes originales y la limpieza de policromías, eliminación de los repintes y reintegración de color aplicando el criterio de mínima intervención
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