El edificio del antiguo sanatorio se encuentra a unos 15 kilómetros de Valladolid, en el margen de la carretera que une Viana de Cega con Boecillo.
Se podría decir que el abandonado y ruinoso edificio del conocido ‘Sanatorio de Viana’ es el edificio de las dos mentiras, ya que ni es un sanatorio, ni pertenece a la localidad de Viana de Cega. Empecemos por la primera de ellas, cierto es que su uso principal, allá por los años 50 y 60 del siglo pasado, fue el de albergar a contagiados de la citada enfermedad, pero a los pocos años de su inauguración cerró sus puertas de manera inesperada, los enfermos fueron trasladados a otro hospital y nunca más volvió a tener un uso sanitario. Y la segunda mentira tiene que ver con su ubicación, ya que no pertenece al término municipal de Viana de Cega, sino de Boecillo, cuya custodia está en manos del consistorio.
Empecemos por el principio, por los orígenes de este imponente edificio. Abrió sus puertas a finales de la década de los 50 del siglo pasado como hospital de tuberculosos. Por aquella época esta enfermedad sí que tenía una incidencia grande entre la población, lo que hizo necesaria la apertura de un edificio de tales características, donde personal especializado custodiara y cuidara a afectados por dicha dolencia. En 1963 la dirección decide clausurar el edificio y trasladar a los enfermos que quedaban a un centro de similares características, ubicado en Salamanca. A partir de ese momento se puede decir que fue cuando comenzó el declive de este edificio, ubicado en una finca de 24.000 metros cuadrados.
Otro de los usos que ha tenido el ‘Sanatorio de Viana’ ha sido como centro de asistencia de personas discapacitadas, en concreto de la asociación Asprona, pero tras unos años ocupando las plantas inferiores del edificio, también abandonaron dicho lugar y desde entonces nadie más ha vuelto a apostar por un lugar, unas paredes, que se encuentran en un enclave único, en medio de un impresionante pinar.
Por su parte, la alcaldesa de Boecillo, María Ángeles Rincón, admite que no han dejado de buscar alternativas para dar un uso a este edificio. “Se trata de un edificio con muchas posibilidades. A día de hoy no tenemos un proyecto fijo porque es muy complicado encontrar a un inversor”, ha comentado la edil. Además, ha añadido: “Es un lugar con muchas posibilidades, ubicado en una finca de 24.000 metros cuadrados, de los cuales están usados tan sólo 4000”.
Lo cierto es que a día de hoy se trata de un lugar que está en un estado de completo abandono, e incluso peligroso para todas aquellas personas que deciden entrar en él. No tiene ninguna valla o verja que impida el paso y las puertas se encuentran abiertas, por lo que cualquier curioso que pase por allí puede entrar sin ningún problema dentro y recorrer sus largos pasillos sin que nadie se lo impida. Todas las barandillas de los balcones exteriores han sido arrancadas, los ascensores han desaparecido, no hay ningún radiador y las paredes están repletas de butrones. Poco o casi nada se intuye de lo que fue este edificio, aunque si se pueden ver los pasillos pintados con motivos infantiles, las taquillas de algunas habitaciones o las cocinas.
Estas características, unidas al hecho de que durante varios años estuviesen personas enfermas en su interior, han hecho crecer el interés entre todos aquellos amantes de la parapsicología y fenómenos extraños. No es difícil ver foros en Internet donde se habla de visitas nocturnas, de psicofonías grabadas en su interior, o de fenómenos extraños ocurridos entre sus paredes. Verdad o mentira, se trata de un edificio que ha caído en el olvido de todos o casi todos.