Monasterio cisterciense fundado por donación de Alfonso VIII de Castilla en 1175, junto a Trillo, en el territorio de Murel (actualmente término de Carrascosa de Tajo. En el siglo XVIII un incendio acabó con todo el archivo del monasterio. Fue desamortizado en 1835. Muchas de las joyas artísticas de Óvila pasaron a las iglesias parroquiales de los alrededores. Otras muchas, como los libros de su biblioteca o los documentos de sus archivos fueron robados y malvendidos impunemente. En 1928 el Estado lo vendió a un particular por 3.000 pesetas de la época. Éste, a su vez, lo vendió en 1931 al millonario norteamericano William Randolph Hearst (Ciudadano Kane en la película de Orson Welles). Fue desmontado piedra a piedra y enviado a Estados Unidos, aunque quedó parte de él. De nada sirvieron las cartas que Francisco Layna envió entonces a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y a la Real Academia de la Historia alertando del “expolio” y la “expatriación” de Óvila. El Gobierno de la República reaccionó tímidamente y tarde declarando en junio Monumento Nacional las ruinas de Óvila, cuando ya había sido exportado. En 1941 el magnate vendió los restos del monasterio alcarreño a la ciudad de San Francisco por 25.000 dólares, y las piedras acabaron dispersas en un museo y un parque donde fueron objeto de nuevos expolios y actos de vandalismo, excepto su portada manierista que en 1965 fue instalada en el Hearts Court del De Young Museum de San Francisco. En 1994, lo que quedaba de la capilla fue adquirido por los monjes cistercienses de New Clairvaux (California), que durante más de diez años han recogido donativos para su reconstrucción, que comenzaron en el 2000 .
Son escasos los restos que quedan en pie en la actualidad in situ: cimientos de la iglesia y la bodega (construidos en el siglo XIII bajo el reinado de Enrique I), paredones ruinosos, corrales, doble arquería externa del claustro de estilo renacentista o parte de las techumbres góticas de la iglesia, con su gran nave cubierta de bóveda de cañón apuntada, convertida en garaje y almacén. Como Monumento Nacional bien merecería un cuidado y una consolidación en lugar del abandono total en que se encuentra.
Julia, es una pena que no cuiden estos monumentos. Besitos las fotos son preciosas.
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