Carrascosilla es una pedania de Huete situada en la solana de un estrecho valle. Conocida también como la aldea millonaria debido al buen nivel económico que tenían sus vecinos, donde todos eran patronos y tenían varios trabajadores a su cargo.
Formado por unas veinte viviendas de las que salvo dos o tres las demás presentan un estado de ruina casi total.
Pueblo más agrícola que ganadero, dedicados al cultivo de trigo y cebada principalmente y algo de olivos, en la ganadería mantenían pequeños rebaños de ovejas en cada casa.
Celebraban las fiestas patronales el 15 y 16 de agosto honrando a su patrón: San Roque. Realizaban una procesión por las dos calles del pueblo, la gente tiraba cohetes a su paso e iban dando vivas a San Roque. De vuelta a la parroquial celebraban una misa. Se hacían rosquillas, tortas y magdalenas para obsequiar a los invitados. En la comida se mataba un cordero para compartir con los familiares y amigos. Por la tarde el turno del baile en la plaza con la música del acordeonista de Valdecolmenas. Se juntaba gran cantidad de gente en la plaza, acudía gente de los pueblos vecinos como Huete, Bonilla, Saceda del Río entre otros, y donde no faltaba nunca una mujer que llegaba desde Saceda-Trasierra con dos maletas cargadas en un mulo y ponía un tenderete de almendras garrapiñadas y martillos de caramelo que hacían las delicias de los niños. Por la noche únicamente se quedaba la gente joven en la plaza donde se preparaban bebidas y pasaban el rato hablando y gastando bromas.
En los años 40 se empezó a celebrar otra fiesta el 16 de diciembre para la Inmaculada Concepción, debido a una ofrenda que hizo una mujer del pueblo y donó la talla de la Virgen.
Por Navidad había costumbre entre los niños y la gente joven de ir pidiendo el aguinaldo, para lo cual iban a buscar al Juanillo al molino de Valdecolmenas donde vivia para que les acompañara casa por casa montado en un burro tocando el acordeón.
El cura estaba en Valdemoro del Rey y llevaba este pueblo, Saceda del Rio y Carrascosilla, había que ir a buscarle a Saceda con un burro después de que hubiera dado misa en los otros dos pueblos, había veces que se venia el sábado por la tarde a Carrascosilla y hacia noche aquí para dar la misa el domingo a primera hora y luego marchar para los otros dos pueblos.
Había escuela en Carrascosilla pero nada queda de ella, hoy es un montón de escombros irreconocible. Doña Pepita que era de Cuenca fue una de las últimas maestras, que solían estar de alquiler en alguna casa del pueblo.
El medico estaba en Huete y en muchas ocasiones no se acercaba a Carrascosilla por el pésimo estado del camino de acceso. El cartero venia andando desde Saceda del Río y el herrero lo hacia dos veces por semana desde Caracenilla.
Iban a moler el grano al molino de Larez situado en la carretera, entre Huete y Saceda. De los numerosos olivos que tenían recogían la aceituna, la cual la prensaban en el molino de Bonilla para elaborar el aceite que utilizaban para consumo.
Tenían luz eléctrica en las casas desde los años 40 que trajeron la energía desde el salto de Villalba. No así agua corriente, que era uno de los problemas principales de los carrascosilleros, la fuente que había no era apta para el consumo, y tenían que canalizar el agua de lluvia de los tejados hacia unos aljibes que tenían en las casas. En época de sequías iban con el macho con cantaros hasta un pozo que había lejos del pueblo en el camino a Caracenilla.
En los pocos ratos libres que tenían había que ir a buscar un poco de diversión fuera
Aquí en Carrascosilla no había nada de entretenimiento como no fuera ir de caza o tomar un vino en la taberna, la gente joven nos íbam a Huete que allí había cine y baile, otras veces íbam a Saceda del Río al picu (aparato de música anterior al tocadiscos, más tosco y simple) de Macario donde se celebraba un concurrido baile con buena presencia de mozas, y cuando había fiesta en algún pueblo pues para allá que íbam.
Pero a Carrascosilla también le llegó su hora
A pesar de que era un pueblo que se vivía aceptablemente bien, en cada casa solía haber uno o dos criados para ayudar en las tareas del campo y en verano venían cuadrillas de segadores de la provincia de Albacete, de la parte de La Roda para trabajar en la siega, hubo algunos condicionantes que hicieron que la gente se fuera marchando, como era por ejemplo el pésimo estado del camino de acceso al pueblo, en invierno se quedaba impracticable y no se podía llegar a Carrascosilla, como el médico, porque el taxi que le traía desde Huete no podía ir por el camino, lo mismo le ocurría al panadero de Huete que traía el pan e incluso la maestra había veces que no podía llegar al pueblo después de haber estado el fin de semana en Cuenca. Después se le echo zahorra al camino para mejorarlo y cuando se arregló el camino para la parcelaria ya no quedaba nadie en el pueblo. El problema del agua mencionado anteriormente también influyó en la marcha de los carrascosilleros y luego la situación que se daba de que las tierras se quedaron pequeñas para la siguiente generación pues en cada casa había varios hijos y no daba para repartir, así que todos empezaron a marchar, unos antes y otros después y la gran mayoría furon hacia Huete, alli establecieron con casa y tierras para trabajar y otros seguían yendo a Carrascosilla a trabajar pero viviendo en Huete donde había más comodidades.
Así fue como en la década de los 70 el pueblo se quedó vacío y empezó el calvario para las edificaciones hasta llegar al estado actual, solamente las tierras se siguen aprovechando hasta la actualidad por los antiguos vecinos y otras gentes que las tienen arrendadas por lo que la presencia de alguna persona en Carrascosilla es constante y diaria.
Formado por unas veinte viviendas de las que salvo dos o tres las demás presentan un estado de ruina casi total.
Pueblo más agrícola que ganadero, dedicados al cultivo de trigo y cebada principalmente y algo de olivos, en la ganadería mantenían pequeños rebaños de ovejas en cada casa.
Celebraban las fiestas patronales el 15 y 16 de agosto honrando a su patrón: San Roque. Realizaban una procesión por las dos calles del pueblo, la gente tiraba cohetes a su paso e iban dando vivas a San Roque. De vuelta a la parroquial celebraban una misa. Se hacían rosquillas, tortas y magdalenas para obsequiar a los invitados. En la comida se mataba un cordero para compartir con los familiares y amigos. Por la tarde el turno del baile en la plaza con la música del acordeonista de Valdecolmenas. Se juntaba gran cantidad de gente en la plaza, acudía gente de los pueblos vecinos como Huete, Bonilla, Saceda del Río entre otros, y donde no faltaba nunca una mujer que llegaba desde Saceda-Trasierra con dos maletas cargadas en un mulo y ponía un tenderete de almendras garrapiñadas y martillos de caramelo que hacían las delicias de los niños. Por la noche únicamente se quedaba la gente joven en la plaza donde se preparaban bebidas y pasaban el rato hablando y gastando bromas.
En los años 40 se empezó a celebrar otra fiesta el 16 de diciembre para la Inmaculada Concepción, debido a una ofrenda que hizo una mujer del pueblo y donó la talla de la Virgen.
Por Navidad había costumbre entre los niños y la gente joven de ir pidiendo el aguinaldo, para lo cual iban a buscar al Juanillo al molino de Valdecolmenas donde vivia para que les acompañara casa por casa montado en un burro tocando el acordeón.
El cura estaba en Valdemoro del Rey y llevaba este pueblo, Saceda del Rio y Carrascosilla, había que ir a buscarle a Saceda con un burro después de que hubiera dado misa en los otros dos pueblos, había veces que se venia el sábado por la tarde a Carrascosilla y hacia noche aquí para dar la misa el domingo a primera hora y luego marchar para los otros dos pueblos.
Había escuela en Carrascosilla pero nada queda de ella, hoy es un montón de escombros irreconocible. Doña Pepita que era de Cuenca fue una de las últimas maestras, que solían estar de alquiler en alguna casa del pueblo.
El medico estaba en Huete y en muchas ocasiones no se acercaba a Carrascosilla por el pésimo estado del camino de acceso. El cartero venia andando desde Saceda del Río y el herrero lo hacia dos veces por semana desde Caracenilla.
Iban a moler el grano al molino de Larez situado en la carretera, entre Huete y Saceda. De los numerosos olivos que tenían recogían la aceituna, la cual la prensaban en el molino de Bonilla para elaborar el aceite que utilizaban para consumo.
Tenían luz eléctrica en las casas desde los años 40 que trajeron la energía desde el salto de Villalba. No así agua corriente, que era uno de los problemas principales de los carrascosilleros, la fuente que había no era apta para el consumo, y tenían que canalizar el agua de lluvia de los tejados hacia unos aljibes que tenían en las casas. En época de sequías iban con el macho con cantaros hasta un pozo que había lejos del pueblo en el camino a Caracenilla.
En los pocos ratos libres que tenían había que ir a buscar un poco de diversión fuera
Aquí en Carrascosilla no había nada de entretenimiento como no fuera ir de caza o tomar un vino en la taberna, la gente joven nos íbam a Huete que allí había cine y baile, otras veces íbam a Saceda del Río al picu (aparato de música anterior al tocadiscos, más tosco y simple) de Macario donde se celebraba un concurrido baile con buena presencia de mozas, y cuando había fiesta en algún pueblo pues para allá que íbam.
Pero a Carrascosilla también le llegó su hora
A pesar de que era un pueblo que se vivía aceptablemente bien, en cada casa solía haber uno o dos criados para ayudar en las tareas del campo y en verano venían cuadrillas de segadores de la provincia de Albacete, de la parte de La Roda para trabajar en la siega, hubo algunos condicionantes que hicieron que la gente se fuera marchando, como era por ejemplo el pésimo estado del camino de acceso al pueblo, en invierno se quedaba impracticable y no se podía llegar a Carrascosilla, como el médico, porque el taxi que le traía desde Huete no podía ir por el camino, lo mismo le ocurría al panadero de Huete que traía el pan e incluso la maestra había veces que no podía llegar al pueblo después de haber estado el fin de semana en Cuenca. Después se le echo zahorra al camino para mejorarlo y cuando se arregló el camino para la parcelaria ya no quedaba nadie en el pueblo. El problema del agua mencionado anteriormente también influyó en la marcha de los carrascosilleros y luego la situación que se daba de que las tierras se quedaron pequeñas para la siguiente generación pues en cada casa había varios hijos y no daba para repartir, así que todos empezaron a marchar, unos antes y otros después y la gran mayoría furon hacia Huete, alli establecieron con casa y tierras para trabajar y otros seguían yendo a Carrascosilla a trabajar pero viviendo en Huete donde había más comodidades.
Así fue como en la década de los 70 el pueblo se quedó vacío y empezó el calvario para las edificaciones hasta llegar al estado actual, solamente las tierras se siguen aprovechando hasta la actualidad por los antiguos vecinos y otras gentes que las tienen arrendadas por lo que la presencia de alguna persona en Carrascosilla es constante y diaria.
Me gusta mucho como te han quedado las fotos de los paisajes. Besos
ResponderEliminarGracias gordo!!!
EliminarMaravilloso lugar Julias, como siempre
ResponderEliminarGracias David, además que si era muy bonito, un saludo.
ResponderEliminarSoy de loranca, cerca de Carrascosilla, felicidades por esta entrada que me recuerda mi reportaje de Carrascosilla y sobre todo por a información que aportas de sus vecinos.
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